Colección: Fabienne Blanc

Siempre he querido pintar y dibujar...

Recuerdo que en la secundaria solía crear dibujos en mis separadores de cartón y en casa me divertía mucho en hojas de papel.

Cuando tenía 14 años, en 1972, mi madre me regaló una caja muy bonita de pinturas al óleo y lienzos. Reproduje uno de los autorretratos de Vincent van Gogh, un pintor al que amaba mucho. Luego creé un bodegón con las imperfecciones de mi juventud y sin el consejo de un profesional para corregirlas.

Cuando tenía 15 años, en la secundaria, participé en un taller de artes visuales que nos permitió expresarnos. También pinté otro bodegón al óleo, sugerido por nuestro profesor, que todavía conservo. Mejoré mi técnica. También compré algunos libros sobre esta técnica que me permitieron comprender mejor cómo proceder, la relación de colores y valores, etc.

Seguí pintando lienzos hasta los 21 años.

Como no había mucho espacio en casa, tuve que parar rápidamente.

Tras obtener el bachillerato en 1975, decidí seguir el camino de convertirme en arquitecto DPLG, aunque mi deseo seguía siendo ser pintor. Pero pensaba que entrar en este campo es bastante difícil y que con una formación como arquitecta siempre podría encontrar trabajo en varias empresas.

Seleccioné un taller en la UP4 de la Escuela de Bellas Artes del Quai Malaquais en París, que nos formó, entre otras cosas, en el dibujo con tiza negra sobre grandes formatos. Después de dos años, pude dibujar paisajes, edificios y todo tipo de estatuas y objetos de museos, del natural. Al mismo tiempo, tomé clases de desnudo en los talleres de Bellas Artes de París. Siempre en gran formato, en carboncillo y sanguina negra.

Elegí tomar el examen de Bellas Artes para artes visuales, para lo cual realmente no me había preparado, junto con mis estudios de arquitectura. Había tres pruebas: el desnudo, el dibujo imaginativo y la presentación de una obra. Pasé, pero obviamente, al no estar entre los mejores clasificados, no pude elegir el taller que me gustaba.

Por razones de salud no obtuve el título de arquitecto y una vez que ingresé a la vida laboral, lo abandoné; Me quitó demasiada energía.

Continué haciendo dibujos de desnudos en la Grande Chaumière de Montparnasse durante algunos años. Con un pequeño cuaderno, me divertí dibujando personas sentadas en las terrazas de los cafés.

A los 39 años, en 1999, volví a pintar con gran placer. He creado muchas acuarelas de forma autodidacta, pintando del natural o de mis fotografías. Trabajando en un estudio de arquitectura desde los 41 años, y como el trabajo me fascinaba, dejé de pintar.

Desde septiembre de 2022, he retomado la acuarela tomando clases grupales que me permiten estar con otros estudiantes y ser supervisado por un profesor. Hice una pasantía de 8 días en la isla de Ré y en Marruecos.

Al mismo tiempo, tengo un taller en el Museo de Bellas Artes de París, donde produzco pinturas al óleo y acrílico sobre el tema de las quimeras y las metamorfosis.