Cernunnos, el dios cornudo, es una figura importante del panteón celta. Encarnaría el ciclo biológico de la naturaleza, reflejando simultáneamente vida y muerte, germinación y decadencia, como el ciervo, el animal que la simboliza, que pierde sus astas en invierno para recuperarlas en primavera.
La escultura, llena de tensión y relajación, se distingue por su actitud teatral y la expresión llena de misterio en el rostro. La oposición entre la gran curva creada por la pierna izquierda y la espalda, y las múltiples direcciones de la pierna y los brazos derechos, le da al gesto una dimensión dinámica cercana al desequilibrio.
La escultura Cernunnos de Eric Vanel encarna una majestuosidad antigua y misteriosa, un homenaje a una de las figuras más enigmáticas del panteón celta. Cernunnos, el Dios Astado, simboliza el ciclo eterno de la naturaleza, un equilibrio entre la vida y la muerte, el renacimiento y el declive. Su expresión concentrada e introspectiva evoca una profunda sabiduría, una comprensión íntima de los secretos de la tierra y las fuerzas que la gobiernan.
Los meticulosos detalles de esta obra revelan una fuerza cruda mezclada con gracia, una representación que trasciende el tiempo y recuerda cultos ancestrales dedicados a los espíritus de la naturaleza. Los imponentes cuernos de Cernunnos, que se elevan majestuosamente hacia el cielo, acentúan su conexión con los animales y la naturaleza, mientras que su actitud atenta sugiere una conexión sagrada con el mundo que lo rodea.
Esta pieza, con su postura teatral y líneas dinámicas, capta la atención y la imaginación, aportando una presencia casi ritual al espacio que ocupa. Cernunnos es más que una simple escultura; es una invocación de lo antiguo, un recordatorio de las fuerzas primordiales que continúan dando forma a nuestro mundo. Esta obra maestra está destinada a ser el centro de cualquier colección de arte inspirada en la naturaleza y la mitología, un tesoro para contemplar y apreciar durante generaciones.
