LA OBRA DE ALAIN MONVOISIN

Ciertamente, Alain Monvoisin no tiene la cabeza grande. Sin embargo, la más pequeña de las cabezas (¡hay cientos de ellas!) que pinta podría declarar, incluso exclamar: “¡Se trata de mí, de qué yo!”, y eso sería justicia. Porque son hablantes de una vida en “lingotes”, me atrevo a decir, pensando en el bullire latino. Crean burbujas que pululan por el páramo beckettiano, reenfocando el “yo” en una apercepción heterónoma. La enorme atracción que ejercen sobre el espectador se debe a la fragmentación y a los hábiles juegos de la cultura gracias a un dominio total de los colores y sus hechizos. Listas de Alain Monvoisin. Irónico y virtuoso, le gustan las incongruencias de la existencia, porque la realidad de un individuo es incoherente, dijo Beckett. Marcel Aymé había escrito “Las cabezas de los demás”. Alain Monvoisin pinta las cabezas del otro-uno mismo, pareciendo considerar la psicología humana de la que el hombre utiliza y abusa (pathos) como una ilusión, para no sufrir las contradicciones y trampas del lenguaje; Además, para él la inverosimilitud es más importante que una hipotética verdad de la psique. Sus óleos sobre papel deslumbran, logrando sorprender con cada nuevo formato: 50cm×65cm. Y su posmodernismo pictóricamente literario y literario-pictórico (metaficción, transficción, paraficción, antirrealismo, intertextualidad, portadas paródicas, sobredeterminación, re-presentación, desvío de referencias, mise en abyme, jamming enunciativo, etc.) es un credo de pintor, escritor, artista visual, galerista, historiador del arte, porque tuvo tantas vidas como cabezas, dejando que cada uno sea él mismo, jurando no deberles nada, aparte de una estética de maximización nómada. Además, ataca las convenciones de la representación con gusto por la deriva: juegos de ruptura, asociaciones inesperadas, desvíos que, constantemente, tematizan el número gracias a multitudes de rostros que anuncian la condición temporal del "ser como - no más que uno - pero como múltiples por aquí. Entiendes: Alain Monvoisin nunca se entregará a la ilusión de lo mismo.

Frank Derex